Fotografía: Agencia AFP


Sin ánimo de festejo, la primera gran caravana migrante que salió de Honduras rumbo a Estados Unidos cumple este martes un mes de un camino escabroso y minado de amenazas del presidente Donald Trump, aunque determinada a alcanzar el sueño americano.

Entre fatiga, hartazgo y dolencias físicas, los más de 5.000 migrantes -en su mayoría hondureños- que persisten desde el 13 de octubre en la marcha que salió de San Pedro Sula, amanecieron en Guadalajara tras haber recorrido más de 2.000 km, mayoritariamente a pie y con autostop en algunos tramos.

"No celebramos absolutamente nada. ¿Cómo vamos a festejar que estamos sin casa, sin trabajo, cansados, enfermos, sin seguridad para nuestro futuro?", dijo Wilson Ramírez, un hondureño de 60 años mientras hacía una larguísima fila en espiral para salir del albergue y acceder a buses que lo lleven a la siguiente escala de la caravana.

Para Rosa Santos, que viaja con sus tres hijos, la fecha pasó desapercibida.

"Aquí ni nos dimos cuenta de que cumplimos un mes, solo pensamos en sobrevivir al día. Hoy no hemos ni desayunado y ya vamos a un lugar que ni sabemos cuál es", comentó, batallando para empacar las cobijas de su campamento en el auditorio Benito Juárez, un foro con capacidad para 10.000 personas que ofrecieron las autoridades a los migrantes.

Fotografía: Agencia AFP


- Voluntad de hierro -
En su trayecto por México, la caravana llegó a sumar 7.000 integrantes según la ONU, pero muchos han claudicado en el camino. Sin embargo, los 5.049 migrantes que lograron llegar a Guadalajara -según cifras de autoridades locales- llevan consigo una voluntad de hierro.

"Vamos jalando si Dios quiere p'arriba, nada ni nadie nos va a detener. Sucederá un milagro histórico" cuando lleguemos a la frontera y "abramos las puertas", dijo a la AFP Aurelio Rojas, un hondureño de 42 años que viaja con su esposa y sus dos hijas de 13 y 16 años. A su hijo mayor lo asesinaron en Honduras durante un asalto.

"Es por ellas que lo hago. Ellas son mi combustible y el amor que les tengo no se acaba", explicó. "Vamos a llegar porque sí".

A esta gran caravana le siguen a la distancia otras dos, con unos 2.000 migrantes cada una.

Los migrantes no reiniciaron su trayecto a pie como en los días previos. Las autoridades locales dispusieron para ellos decenas de buses fuera del auditorio con el objetivo de llevarlos hasta la frontera con Nayarit, en la costa del Pacífico en el norte de mexicano.

Pero ese estado "no los va a recibir para dormir, porque no hay condiciones. Todo está muy dañado por el huracán" Willa que azotó la zona recientemente, dijo un alto mando de Protección Civil de Jalisco, el estado al que pertenece Guadalajara.

"Hoy harán un trayecto muy largo hasta el estado de Sinaloa", subrayó bajo el anonimato, por no estar autorizado a dar declaraciones a la prensa.

Fotografía: Agencia AFP


- Los obstáculos de Trump -
El 9 de noviembre, Trump decretó el fin de los pedidos de asilo para quienes ingresen ilegalmente Estados Unidos, una medida que busca disuadir a los migrantes centroamericanos que avanzan por México hacia la frontera sur estadounidense escapando de la pobreza y la violencia de sus países.

"Debo tomar medidas inmediatas para proteger el interés nacional y mantener la efectividad del sistema de asilo para los solicitantes de asilo legítimos", dijo el mandatario republicano, quien desde su campaña electoral fustiga a los migrantes, calificándolos incluso de "criminales".

Con esa medida, la administración Trump busca que el gobierno mexicano se haga cargo de los migrantes, al estipular que el decreto perderá vigencia si antes se llega a un acuerdo que "permita a Estados Unidos expulsar extranjeros a México".

Según el gobierno estadounidense, las patrullas fronterizas registraron más de 400.000 ingresos ilegales en 2018. Y en los últimos cinco años, el número de solicitantes de asilo ha aumentado un 2.000%, desbordando el sistema, que tiene más de 700.000 casos acumulados para procesar.

Trump acusa a los migrantes de protagonizar una "invasión" y para contenerlos dispuso el envío de miles de soldados a la frontera sur.

El 5 de noviembre, unos 4.800 soldados fueron desplegados (1.100 en California, 1.100 en Arizona y 2.600 en Texas), informó el Pentágono, que dijo que "pronto" espera tener más de 7.000 soldados en servicio activo en la zona.

Unos 2.100 reservistas de la Guardia Nacional llevan ya varios meses en la frontera.